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CAP 1 : La niña con muchas dudas

Cuando fui diagnostica con epilepsia en el lóbulo frontal izquierdo, tenía apenas 11 años de edad. No sabía qué significa y mucho menos porqué mi cerebro causaba en mí el desmayarme y que al despertar todos estuvieran viéndome con cara de preocupación y lágrimas en los ojos (en especial mi mamá).

Recuerdo que, como no entendía nada de lo que me pasaba, mi neurólogo me regalo un pequeño libro con ilustraciones que explicaba que era la epilepsia y las convulsiones de forma que los niños pudieran entenderlo. Leía tanto ese libro, que sentía que cada vez me abrumaba más. Me confundía que me mandaran a comer y tomar ciertas cosas que ayudarían a que el oxigeno en mi cerebro fluyera mejor y no causara estos "desmayos" en mí.



Me preguntaba: "¿cómo así que el cerebro respira? ¿por qué estos medicamentos? ¿por qué me ponen esos cables en mi cabeza para saber cómo está mi cerebro? ¿por qué debo sacarme la sangre tan seguido? ¿por qué, por qué y por qué?". Tantos porqué me confundían aun más. Yo me sentía sana, me veía sana pero notaba cómo mi mama me cuidaba cada vez más y más. Llegue a un punto en que todo esto se convirtió parte de mi rutina. Ya no miraba tanta TV, tanto computador, solo una hora entre las dos cosas. Me tomaba mis medicamentos, dormía temprano, no me agitaba mucho, trataba de no estresarme pero cada vez que volvía a convulsionar me preguntaba llorando ¿qué hice mal esta vez para que pasara de nuevo? Era muy frustrante.

Hoy quisiera volver al pasado y poder aclararle a esa niña todas sus dudas. Decirle que todo va a mejorar y que estos "desmayos" repentinos y sin avisar se iban a calmar y que no va a impedir realizar las cosas que se proponga. Ahora que seré madre, entiendo mejor a mi mami que lo único que quería era evitar dolor en su hija y que viviera una vida normal para una niña de 11 años. A pesar de todo, lo logro.


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